Objetivos
Reflexionar sobre el funcionamiento del grupo de oración
Recordar lo principal: guiado por el Espíritu.
No olvidar la finalidad: amar y evangelizar.
Como concretar: abandono, alabanza, palabra de Dios, carismas
Yo puse los cimientos como buen arquitecto, pues recibí ese talento de Dios, y otro construye encima. Que cada uno, sin embargo, se pregunte cómo construye encima. Pues nadie puede cambiar la base; ya está puesta, y es Cristo Jesús. (l Co. 3,10-11 )
Un grupo es de alguna manera, como una casa en construcción. Los cimientos son siempre lo primero, y después, nos ponemos a construir. Pero ¿cómo? «Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo, como buen arquitecto, puse el cimiento, y otro construye encima. ¡Mire cada cual cómo construye! Pues nadie puede poner otro cimiento que el ya puesto, Jesucristo. Y si uno construye sobre este cimiento con oro, plata, piedras preciosas, madera. heno, paja, la obra de cada cual quedará al descubierto; la manifestará el Día, que ha de revelarse por e! fuego y la calidad de la obra de cada cual, la probará el fuego» (l Co. 3,10-13)..
En la RCCE, la mayoría de nuestros grupos, han sido construidos sobre cimientos sólidos y estables, pero el transcurso del tiempo,… las heladas, los fuertes vientos, el granizo, las tormentas….en muchos casos han deteriorado la base de nuestras “casas”. Y a veces los grupos de oración parecen estar construidos con madera y paja. ¿Es por falta de los servidores que no saben darse? ¿o son los miembros del grupo que no comprenden nada? Puede ser, pero no siempre.
o Lo normal es por no cuidar, como se debieran, los puntos fundamentales enseñados en la Escritura y vividos por tantas comunidades a través de los siglos. Por eso no es de extrañar que nuestros grupos duden, vacilen, ”estén adormecidos” ,e incluso” retrocedan” y no encuentren el equilibrio que requiere su madurez.
o La solución para que se mantenga “la construcción” firme, es volver a “reconstruir”, con los mismos materiales. Pero “inyectando” en la base, en los cimientos,” fuertes dosis de cemento”, que den fuerza, solidez, vitalidad y nuevo ardor a los grupos, a las comunidades…Para dar vida y animación, hay que empezar por aprender o recordar cuales son las bases indispensables, las líneas de fuerza en una asamblea de oración.
LA ASAMBLEA
El centro de la RCC es la asamblea. La oración nos lleva a la vida en el Espíritu, y la Renovación Carismática se construye sobre la oración.
o Puesto que se trata de un grupo que se dice carismático, es decir animado por el Espíritu Santo La primera regla será la Libertad: "donde está el Espíritu del Señor allí está la libertad (2 Co. 3,17).
o Es preciso rechazar todos los moldes para encerrar la oración y estar siempre atentos al soplo del Espíritu, que puede trastocar todo a su aire. La asamblea de oración es algo más que un grupo de oración compartida. El Espíritu es quien conduce esa oración.
o Por eso no es preciso preparar la oración, sino estar preparados para orar. Esta libertad, es la oración que surge espontánea desde el corazón, no es la improvisación, ni el capricho, no es caótica, pues tiene una disciplina y un orden espiritual que responde al orden de la comunidad ,por eso hay que tener en cuenta los puntos siguientes:
1. Qué lugar ocupa la Palabra de Dios
La lectura de la Biblia debe tener su sitio, bien al comienzo o bien a mitad, de la oración. Nosotros venimos al grupo para alabar a Dios y escucharle. El nos hablará tal vez por los hermanos, tal vez a través de una profecía, pero indudablemente nos hablará por su palabra inspirada que es la Escritura. "Toda escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia" (2 Tm. 3,16). Pero tampoco hay que caer en el exceso: la oración no es un estudio bíblico y un texto bien digerido es suficiente para ése día.
2. Abandonar toda preocupación
Se nos ha dicho también en la Escritura: "No os inquietéis por nada, antes bien, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias" (Flp. 4,6). Con frecuencia el peso de la semana se hace sentir y algunos no están inmediatamente disponibles para alabar. Puede ser bueno que cada uno deposite en la oración. Durante unos minutos, sus preocupaciones del momento para poder alabar mejor.
3. La alabanza, el centro de todo
Con frecuencia nos cuesta alabar por estar más acostumbrados a la oración de petición y a la liturgia. Sin rechazar esto, el Espíritu nos enseña a todos la alabanza. Es la gran oración de los Salmos y del Apocalipsis.
A veces, en los grupos, ejercemos todos la intercesión. Pedimos por esta o aquella persona y corremos e! riesgo de cortar, de paralizar la marcha de la oración. Es mejor acudir otro día al grupo de intercesión creado para esto. Durante la oración semanal es preciso mantener la alabanza. "'Dios habita en las alabanzas de su pueblo" (Sal 22.4). . Las intervenciones en el asamblea deben ser:
o Audibles. Que todos puedan oír porque se pronuncia con voz fuerte y clara
o Breves No enrollarse en largas exposiciones, que son como enseñanzas camufladas. Las intervenciones han de tener la fuerza de lo breve y conciso. Son como un grito del corazón
o Crística, es decir, la oración orientada. hacia Cristo. Por El, con el Espíritu, vamos siempre al Padre y entramos en el corazón íntimo de la Trinidad.
El hilo rojo
A través de la alabanza, aparece pronto como un hilo conductor, el "hilo rojo", la orientación que el Espíritu va dando. Lo percibirá rápidamente quien conduce la asamblea. Su función será velar para que la asamblea siga este hilo, aunar a los hermanos, animar la oración, sin entorpecer la acción del Espíritu Santo y sin cambiar el ritmo verdadero de la oración. Si es preciso, intervendrá para reconducir delicadamente a los hermanos que se despistan.
o Coordinar la asamblea implicará a veces favorecer el silencio y el orden necesario no dejando nunca la oración ante cualquiera que llegue y rompa el hilo del Espíritu. Coordinar la oración presupone tener un don del Señor; no supone, seguir unas técnicas aprendidas
o Es tener el discernimiento y estar en El Señor para saber el camino por dónde quiere llevar la oración y saber lo que los hermanos necesitan en cada momento
4. Los carismas
El que conduce la asamblea debe favorecer la manifestación de los dones y carismas del Espíritu, para gloria de Dios y edificación de la comunidad. Hay que dejar curso libre a los carismas puesto que somos un grupo carismático. Siempre, cuidando el orden recomendado por San Pablo.
o Pero el orden no es dictadura ni control policial; es e! orden que procede del discernimiento, donde cada cosa es aceptada y discernida en su lugar. Sin olvidar que el Espíritu puede producir cosas asombrosas y guardándose uno muy bien de condenarlas antes de tomar el tiempo necesario para discernir.
o Es bien sabido que los grupos que rechazan, sistemáticamente, el canto en lenguas y los demás carismas son grupos que se duermen, y el Espíritu marcha a otros lugares buscando instrumentos más dóciles, pero ¡los carismas no pueden fabricarse! Si no los hay, tendremos que preguntarnos por nuestra conversión y nuestro abandono en el Señor, esperando, en oración, la hora de Dios
o Si el grupo es dócil al Espíritu, el que lleva la asamblea no tendrá nada que hacer esa tarde. Si se apartan más o menos, deberá intervenir con más o menos fuerza. Debe recordarse siempre que, para que Dios pueda dar carismas fuertes, la autoridad debe ser equilibrada, prudente y muy en su lugar.
o La persona encargada de llevar ese día la oración, debe de prepararse durante la semana anterior y siempre tiene que estar muy atento a lo que El Señor ponga en su corazón durante la oración personal.
o Cada asamblea de oración siempre es diferente y nueva. Y tiene siempre sus frutos porque Dios cumple siempre sus promesas.
o Los frutos que podemos percibir, es lo que ése día ya queda en nuestro corazón, después de haber estado en la asamblea.(alegría, paz…)
o El que anima la asamblea debe discernir al final, lo que El Señor quiere comunicar al grupo para ése día, a la luz de la oración, de las profecías y de la Palabra de Dios
o Esto debe crear unos compromisos concretos en nuestra vida, y en la medida que caminamos y cumplimos con ésos compromisos durante la semana, vamos creciendo cada uno en la vida espiritual. Crecerá el grupo, crecerá la comunidad: en santidad y en vocación a la renovación carismática
SE CONSOLIDA UNA COMUNIDAD DE AMOR
Porque El Señor nos ha reunido por su Espíritu, todos formamos una comunidad de amor. Es una enseñanza clara que aparece en muchos lugares de los Hechos de los Apóstoles (Hch 2,42 ss. 4,32 ss. 5,12 ss.). En esta comunidad aprendemos a compartir el perdón y descubrimos el amor de Dios más allá de todas las barreras.o Dios quiere para nosotros una unidad, una comunión, a imagen de la Trinidad. Este amor espiritual, nos conducirá a tener un solo corazón, una sola alma y a caminar juntos en el amor y la unidad.
o Este amor nos conducirá también a compartir lo material: ¡no podemos ver a un hermano en necesidad sin correr en su ayuda!
o Es bueno tener una caja, en cada reunión de oración, donde cada uno puede poner lo que el Señor le ha pedido a lo largo de la semana.
o Este compartir material, da autenticidad al compartir espiritual. Una comunidad de amor ha de ser como aquellas de los primeros cristianos: ¡«mirad cómo se aman!
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